
TALAVERA DE LA REINA
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El material más usado en el templo es el ladrillo aplantillado. Piedras talladas con esmero se emplearán en los pilares que separan las tres naves del interior, en los adosados a sus muros junto con todo el conjunto de los capiteles y en algunos de los arcos y nervaturas de las bóvedas. Exteriormente, la piedra tallada se utilizará en el conjunto de columnas y arquivoltas de la portada principal, en las dovelas del gran arco que alberga la entrada y en el conjunto de la puerta lateral que mira al norte. También aparece en algunas de las esquinas de los muros, en especial en los de la parte inferior de la torre, donde se ve la tÃpica estructura a soga y tizón tÃpica del mudéjar. En la primitiva estructura del edificio, más piedra se utiliza en distintas partes de la fachada pero se usa a medio desbastar, posiblemente por pensarse recubrir más tarde con una capa de estuco.

Posiblemente todo ello sufrió casi desde el principio de la construcción grandes modificaciones. Desde el primer momento hubieron de tomarse varias medidas que transformaron el primitivo proyecto. Al temerse el desplome de los muros, se pusieron tres sistemas de arbotantes, al mismo tiempo que se refuerzan extraordinariamente los contrafuertes. Los arbotantes dan la impresión de estar colocados un tanto precipitadamente; uno de ellos está realizado con ladrillo y los otros dos restantes con piedra, uno tiene éstas a medio desbastar, lo que tal vez pueda ser prueba de que desde un principio se hizo para que permaneciese bajo la techumbre. Al exterior solamente se ofrece el otro realizado en piedra, que contribuye muy poco a dar cierta gracia al conjunto de las cubiertas.
El exterior muestra un complejo sistema de contrafuertes. Con la excepción de los existentes en el ábside, a ellos van a a parar los arbotantes y es precisamente en éstos donde puede apreciarse a simple vista la parte añadida para reforzarlos.

Torres Balbás, en una de sus obras, dice que la colegiata, junto con el Monasterio extremeño de Guadalupe, son dos monumentos capitales de nuestra arquitectura. . Su importancia y originalidad la deben a ser templos de traza gótica pero realizados por obreros y maestros mudéjares, según la técnica que les caracteriza.
En este grupo en el que se han de ingluir la Colegiata y el Monasterio de Guadalupe, ya que, en lineas generales, ambos edificios tendrán caracterÃsticas semejantes y analogÃas sólo explicables atribuyéndolos a la inspiración de un mismo arquitecto, que según el mismo Torres, será el maestro Alfonso, o sea, Rodrigo Alfonso, maestro mayor de la catedral de Toledo y autor de su claustro, cuya primera piedra se colocó en 1389. Enterrado en Guadalupe, según reza un epitafio de azulejo talaverano colocado en el pórtico del Monasterio.